Incidente en Puerto Madero (y su posterior reflexión)

Bajé el cordón de la vereda con la clara intención de cruzar la avenida Madero. Una Renault Traffic blanca me cortó el paso y se detuvo al medio de la senda peatonal. Acostumbrado al caos porteño, no lo tomé como algo personal y simplemente me tocó esquivarla hábilmente; aunque poniendo en riesgo mi integridad física al haber estado obligado a avanzar moderadamente hacia los veloces vehículos que bajaban por la avenida Corrientes hacia el río.

Volví a la senda y llegando a la otra orilla me crucé con un desconocido que ya me había cruzado en muchas otras oportunidades. Es decir que no era tan desconocido, aunque en rigor, sí lo era. Recordaba su rostro porque estaba algo deformado; similar al bobo de El Nombre de la Rosa (sin querer ser hiriente con éste transeúnte). También lo tenía bien presente por su bastón blanco, ya que era ciego. Volviendo al relato, pasaron algunos segundos luego de haberlo cruzado y pensé: "¡la traffic!". Frené y me di vuelta, pero ya era muy tarde. El estruendo del impacto del desconocido contra el costado blanco de la camioneta se sintió a quince metros. Considerando el bullicio céntrico de la Ciudad de Buenos Aires, esto da la idea de que el tipo se dio un golpazo.

Me sentí mal. Varias personas se acercaron y lo ayudaron. Llegó a la otra orilla y el tema quedó resuelto. No recuerdo que hizo el de la Traffic, creo que se hizo el boludo y se fue a repartir sus sobres o lo que fuera que estaba cargando en su camioneta.

Terminado el tumulto, seguí mi marcha hacia el río pero ya sin sentir pena por él. Comencé a percibir el humor de toda esta situación y no pude hacer otra cosa más que reírme (un poco también por los nervios que habían comenzado a descomprimirse). Y comencé a preguntarme cómo podía ser gracioso si estaba el sufrimiento de un discapacitado involucrado en el asunto. Y así me subí a una espiral de razonamientos sobre la naturaleza del humor y saqué una conclusión que quisiera compartir: El humor surge del desorden.

Si lo piensan, es muy posible. Eso explicaría por qué el humor Alemán no existe.