La vinchuca tatuada

Parecía ser una vinchuca, pero no lo era porque a pesar de que nunca había visto una, sabía que no eran coloridas. No tenía idea de qué era esa especie de elipse con forma de insecto colorido; entonces la bauticé: la llamé la vinchuca tatuada.

Todo el mes permaneció inmóvil en el marco de la puerta de la cocina. Por mi parte, preferí dejarla tranquila. Considere mejor no sacarme la duda de si era un insecto real o si era solamente un adorno extravagante. Cada vez que pasaba junto al marco, aceleraba el paso y en algunos casos, me encorvaba levemente.

Di la última recorrida por la casa en busca de cosas olvidadas y camino a la puerta la vi en su posición habitual. Tenía que saber si era real. Con un palito le di un golpe en el lomo e inmediatamente desplegó dos grandes y estruendosas alas. Salté hacia atrás mientras el insecto revoloteaba peligrosamente cerca de mi cara. Retrocedí hasta la sala y con la vista seguí al insecto hasta que se posó en el piso. Noté que habían tres insectos de igual tamaño al lado de él. Los otros eran distintos, eran más como cascarudos aunque también coloridos. Me pareció idiota llamarlos cascarudos tatuados, simplemente los llamé cascarudos.

Todo fue muy rápido, no tuve tiempo siquiera de tener miedo o de pensar en pisotearlos. Inmediatamente aparecieron las tortugas de agua y abriendo su enormes bocas, fueron decapitando un insecto a la vez.

La terrible vida del mosquito

Pasa la noche helada en el auto. Cuando el sol comienza a calentar se sube un humano y el universo comienza a girar en todas las direcciones. Intenta volar hacia el cielo azul pero implacablemente, la defensa invisible se lo impide. Golpea su cabeza una y otra vez hasta que se da por vencido y posa su patas sobre lo invisible. Una ráfaga lo vuela y nuevamente se desorienta por el movimiento incesante de la realidad. Se aparta de la luz hacia el espacio confinado y es envuelto en la turbulencia de las grandes manos que barren. Una, dos y tres veces y no puede dejar de girar sobre sí y en el espacio. Vuela bajo y parece que todo se aquieta y se calma. Pero la luz lo llama y la memoria del mosquito es corta. Vuela hacia el cielo e impacta nuevamente contra la implacable barrera. No se rinde, cabecea el límite decenas de veces pero no cede. Las grandes manos atacan nuevamente y la turbulencia es tal que lo despide hacia el cielo. Pero impacta contra la ventanilla del lado del conductor humano. La mano ahora está sedienta de muerte. Afortunadamente no es tan rápida como el mosquito. Está feliz, ha sobrevivido a la mano, pero una vibración crece hasta convertirse en un zumbido estruendoso. Es insoportable. Vuela para apartarse pero es tragado por una fortísima corriente de aire. La turbulencia lo sacude violentamente. Mucho más que en las oportunidades anteriores. Finalmente, todo deja de girar y el mosquito se encuentra en medio de un mundo gris infinitamente plano. Un objeto imposible de identificar lo envuelve en su turbulencia y el mundo gira una vez más. El mosquito sufre. Aletea y gana altura. Sabe que no es recomendable pero no sopla viento. Siente el olor del pasto y se deja llevar. Posa sus patas sobre una hoja. Está exhausto. Decide descansar y sin ninguna trascendencia, muere, se seca y se mezcla con el barro.

Y que si no se da?

Eh? Y si no se da? Todo lo que escupiste para arriba?

Yo no escupi para arriba! Me cagué un poco en todo pero no escupí para arriba.

Y lo que cagaste no te va a volver?

Puede ser...

No te parece que necesitas un plan B

Tengo un plan B

Que no es muy distinto a lo que te está pasando ahora... es más, creo que es hasta peor.

Sí, la verdad que no es muy auspicioso.

Te puede salir muy mal.

...

No se, yo te digo nada mas.

No, está bien... es verdad, puede que no se de y que el plan B sea un rompedero de bolas que me lleve al mismísimo infierno... y si es así, no se. Quizás sea para mejor. Que la cosa se termine de pudrir, no?

Nunca se va a pudrir... y si se pudre, va a ser muy tarde. Vas a ser viejo. Y te vas a haber rendido.

Me estás matando.

Despertate de una vez.