Por recomendación de Bro venía por la autopista a 155 Km/h escuchando Queens of the Stone Age. Me llegó mi turno de bajar y pasar bajo el puente. Solté el pie del acelerador, pise un poco el freno y tire algunos rebajes mientras cantaba pa mis adentros: "While my Suran gently weeps".
Bajé de la autopista hacia la bocacalle más macha del Conurbano Bonaerense. ¿Cuantas veces me la tuve que medir en ese lugar? Y tantas veces salí airoso. Esta vez no sería así.
Sin frenar (como se hace en estos pagos) miré a mi derecha, no venía nadie; miré al frente, no venía nadie; miré a la izquierda y allí estaba él. Supe que tenía que pisar el freno y dejarlo pasar. Algo irradiaba ese hombre en moto que me obligó a detenerme. Frené a cero y quedé mirándolo con la boca abierta. Era un hombre morocho acompañado de su mujer y su hija pre-adolescente (sí, los tres en una moto). Por un instante el tiempo perdió su marcha, casi se detuvo. Y el hombre pasó frente a mí con mirada amenazante. Señalo sus ojos con sus dedos mayor e índice, y luego me señalo directamente a mí expresando claramente un concepto. Ese hombre me estaba diciendo: "eh, pelotudo. Mirá por donde vas". Y luego el hombre desapareció.
Híjole.
ResponderEliminaryo bajo el vidrio y le largo un you talkin' to me? aunque sea en voz baja
ResponderEliminarFue todo muy rápido a pesar de que se haya detenido el tiempo.
ResponderEliminarDespues me quedé pensando en que debiera haberle indicado con señas que ninguno de los tres llevaba casco, y que eso es de lo más imprudente. Pero es cierto que esa mímica me hubiera demandado semanas de práctica. La realidad es que no estaba preparado para él. Pero la próxima vez lo estaré.