Hacia el 400 después de Cristo, cuenta la leyenda que llegaron siete navegantes desde la Polinesia siguiendo el sueño de un brujo. Llegaron con semillas, roedores y gallinas (animales de rápida proliferación) con el objeto de quedarse en la isla por tiempo indefinido. Con el tiempo se formaron 52 clanes o tribus distintas y se dividieron la isla en dicha cantidad de partes como si fueran porciones de pastel. De esa forma todos tenían acceso al mar, a ríos y fuentes de agua potable, y al centro de la isla. El jefe de cada clan o tribu, era denominado el Ariki y cada clan estaba dividido en clases o castas. Eran básicamente dos, los orejas largas y los orejas cortas. Los que las tenían largas eran quienes no trabajaban, eran de sangre real, y los que las tenían cortas trabajaban en los campos, en la pesca y las canteras (cualquier similitud con la realidad corporativa actual es pura coincidencia).
Ahu Akivi |
En este lugar surgió una bella ceremonia de respeto hacia la tradición. En vida, se tallaba en piedra un moai, que es una estatua que simboliza al Ariki, con sus facciones, su estómago relleno, su sexo hacia arriba y sus uñas largas de no trabajar. Al morir, se llevaba la estructura al sitio ceremonial de entierro donde los huesos del líder (secos y sin carne) eran enterrados a los pies de la estructura. En ese momento se le colocaban los ojos de coral blanco al moai y el mismo cobraba vida a través del maná del Ariki. El Moai no miraba al mar, miraba hacia el centro de la isla, hacia su tribu, para transmitir su sabiduría y dar abundancia en las cosechas entre otras cosas de buen augurio para ellos. Los arikis eran deificados, y ahí es donde entiendo que estos tipos metieron la pata (hasta el fondo).
No he leído casi nada sobre la isla. La única autoridad que tengo es la de la libertad de opinar luego de un viaje de diez días. Recién llegado, reconozco que ver las 15 estructuras en pie de Ahu Tongariki me impactó de modo tal que tuve un profundo respeto por la cultura que las hizo. Algunos días después, me dieron ganas de tirarlas abajo. Algo parecido pasó en la isla a partir del 1700. En la isla hubo problemas de sobrepoblación, comenzó la hambruna y la guerra entre clanes y también entre clases. Tal es así que hacia el 1800 no quedaba ni un moai en pie. No solamente los voltearon, pusieron debajo piedras afiladas para que al caer, se les cortará la cabeza.
Tallado sobre la ladera se alcanza a ver el Moai más grande de la isla en proceso (abandonado) |
La historia es triste y es similar a muchos otros lugares. Un holandés las descubrió en 1722 cuando los nativos ya estaban en guerra. Llego en día de pascua, y por esa razón tuvo el exceso de creatividad de rebautizarla como Isla de Pascua. Los peruanos fueron asiduos visitantes de la isla, llegaban con los barcos vacíos y se volvían con los barcos llenos de esclavos. Años después, los ingleses tomaron la isla y encerraron a los pocos nativos que quedaban en un pequeño sector de la isla. Luego, llenaron la isla de ovejas. Si algún nativo se salía del alambre le mostraban la cordialidad inglesa. También dieron muestras del humor inglés sólo dejando a los nativos sacar agua dulce del volcán. Debían subir al volcán diariamente con vasijas; ¿no hubiera sido un poco mas humanitario dejarlos acercar un poquito al arroyo?. Años después, Chile, sí Chile, dijo: “¿y que tal si la anexamos?”. Y hoy la isla es parte de Chile. Estuve allí, eso no es Chile. Decirlo es una estupidez y creerlo es de idiota. A esta altura, ya no es de nadie porque los que están ya fueron tan mezclados y sometidos que de los originarios quedan solamente vestigios. Tal es así que a la isla la llaman Rapa Nui, simplemente porque los Tahitianos le dicen así a la isla por ser parecida a una isla más pequeña llamada Rapa Iti (nui significa grande e iti chica).
Existen teorías que dicen que los Incas los habrían visitado e influido en sus artes. Yo creo que sí hubo Incas que visitaban la isla periódicamente, eran narcotraficantes Incas. Yo postulo que los Arikis consumían cocaína diariamente, y de la buena. Por esa razón se subieron a una espiral de construir moais cada vez más titánicos. Se morían de hambre y seguían. Se limaron, se pusieron muy manija y terminaron por deforestar la isla para transportar los moais y para sus propias ceremonias. A tal punto les afectó la tala de árboles, que no tuvieron en cuenta que el aire de mar les quemaría las cosechas. Hablando en términos actuales, les tiró el rinde por hectárea a la mierda. Y todo porque los señores Arikis se pasaron de merca. Imaginó la isla ardiendo entre la guerra y la muerte y al Ariki hombre pájaro gritando: “¡I am Tonny Montana!”. Tristísimo.
Realmente espero que los Arikis vivan y puedan ver a través de los ojos de los pocos moais que han sido puestos en pie nuevamente. Que vean sin poder moverse por toda la eternidad cómo se han convertido en una atracción turística. Que les sea insoportable ver cómo echaron a perder su paraíso al punto de perderlo completamente. Que de tanto ver, deseen que alguien los mate y los deje descansar. Sólo entonces, desde sus pies de piedra, verán los únicos tres auténticos dioses de la isla, los tres volcanes dormidos. Y rogaran que despierten y les quiten la vida de una vez, y entenderán que sólo ellos dan y quitan. Les implorarán, les rogarán y quizás finalmente les rindan tributo. Quizás entonces ellos despierten y den una nueva oportunidad a otro grupo de siete.
Yo conozco una isla que se llama Tu-Picha-Me-Dania. Los totems eran apoteósicos diseños fálicos donde estaqueaban eunucos (todos voluntarios, desde ya).
ResponderEliminarGran historia y gran entrada. En cuanto a los tiranos, invasores, depredadores, etc, es la historia de todas las razas y naciones del mundo. El hombre no es un buen salvaje, Rousseau no estaba en lo cierto. Aloha.
ResponderEliminarEstimado Estiletazo, si conoce la ubicación de la isla comente. Creo que se puede ofrecer como un paquete turístico bien atractivo.
ResponderEliminarEstimado Hermes, es cierto. Pero llama la atención que una cultura antigua no tuviera un mayor conocimiento de su tierra; o amor a su tierra, si lo hubieran tenido no la hubieran perdido.