El hombre del ascensor


Como cualquier niño, mi infancia la pasé en un pozo. Al igual que la mayoría, tuve una madre. Pero la mía murió. Se cayó por el hueco de un ascensor. Mi padre siempre fue distante, el estaba en la superficie mientras yo pasaba mis tardes hablando con las lombrices y comiendo piedritas del suelo.


Pasaron cuarenta años y tengo un trabajo. Me visto de traje todos los días, perdí algo de pelo y tengo mal aliento. En el ascensor me entretengo hablando con las mujeres que viajan conmigo. Ellas algún día serán madres y las amo por eso.

4 comentarios:

  1. ¿El ascensorista del Edificio República es una especie de Cuasimodo nacido en los 90? Mirá vos. ¿Acumula cadáveres en el pozo?

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  3. Cosas muy raras pasan en este blog cuando uno quiere publicar un mensaje.
    En fin, decía que no sabía que el ascensorista del Edificio República era una suerte de Cuasimodo moderno. Me gusta que ame a las mujeres porque serán madres, tal vez sea él quien las fertilice, sería lógico que así fuera. Y después del parto criaría a los bebés en el pozo, junto al cadaver de sus mamás.

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  4. En realidad no es un ascensorista. Trabaja en un estudio de abogados. Muy posiblemente como cadete todavía, a pesar de estar bordeando los cincuenta años. Pero por alguna razón asiduamente sube y baja en el ascensor y cada vez que lo hace, entabla diálogos con las señoritas que se encuentren en camino a sus trabajos, al banco, a almorzar o a sus casas. Si hay 8 hombres y una mujer, el hombre del ascensor se pondrá frente a ella y le dirá: "¿y que tal el día?". El no es un picaflor, su interés es genuino y su motivación no es sexual, el ama a las mujeres porque algún día serán madres.

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